Hasta la fecha, hemos tenido dos seminarios sobre la asignatura de “Intervención educativa sobre problemas de Desadaptación social”; ambos por la tarde, y ambos no obligatorios, (raro que esto sea así en un seminario, pero me parece bien). Lo único malo es que llegamos mentalmente cansados; el hecho de que sea de noche parece una tontería, pero influye. No estamos acostumbrados a tener clase por la tarde. Pero vamos, que esto simplemente es un comentario sin importancia, aunque yo sigo manteniendo mi opinión de que los seminarios, tal y como están montados, son en su mayoría una pérdida de tiempo, aunque he de reconocer que las dinámicas que se monta el de Psicología de las Organizaciones me ha sorprendido gratamente.
En definitiva, el 26 de octubre tuvimos el primero de los seminarios. Para empezar, el aula no era lo suficientemente grande y una gran cantidad de personas tuvimos que estar sentados en el suelo sin ver nada. ¿Qué pasa con esto? Que tiendes a no escuchar y a entretenerte con cualquier cosa porque, total…, ya de por sí no te enteras de nada.
Julia y Cristina, trabajadoras de la UGT de Andalucía, serían las que nos impartirían el seminario, cuya temática era la participación, y más concretamente el colectivo de juventud.
La clase comenzó con unas preguntas sobre por qué es mejor participar en clase. Lo más dicho fue:
1.Me aburro menos
– Se aprende más
– No sale nadie
2.Aprender de manera activa, participando
- Me ayuda con la asignatura
3. Preocuparse activamente
- Tomar partido, actuar
- Involucrarse de forma activa
Posteriormente, nos dividieron en cuatro grupos (yo estaba en el cuarto), y nos tocó preguntarle a los del grupo 1 si pertenecían a algún tipo de asociación, para que fuésemos conscientes de que no todos estamos implicados como deberíamos. Digamos que “perdimos” 20 minutos haciendo esto. Por último, el grupo 4, del que yo era integrante, nos separaron para meternos en los otros tres, ya que éramos 30 personas y resultaba excesivamente grande…(más tiempo ¬¬). Sólo movieron a unas pocas personas, y a mí me pusieron en el grupo 3. Ya separados, realizamos una dinámica por grupos en la que se tratarían los siguientes temas:
- Grupo 1: juventud
- Grupo 2: juventud+discapacidad
- Grupo 3: juventud+mujeres
- Grupo 4: juventud+inmigración
Cada grupo anotaría en una cartulina la situación actual, la situación ideal, y las herramientas y recursos con los que debería contar este colectivo. Tras discutirlo y consensuarlo en grupo, un portavoz lo expondría ante el resto de la clase. Nuestras ideas fueron las siguientes:
- Situación actual
Desigualdad laboral (techo de cristal)
Rompiendo barreras
Maltrato psicológico y físico
Desigualdad en las actividades domésticas
Mayor libertad que en otros tiempos
Mayor nivel cultural y formación
Objeto sexual (discotecas, publicidad, medios de comunicación etc.)
Discriminación positiva
- Situación ideal
Igualdad entre géneros
Inexistencia de barreras
Mayor valoración de sus actuaciones
Eliminación de prejuicios
No victimización de la mujer por los mass media, que dañan la imagen de la mujer.
- Herramientas/Recursos
Recursos para la concienciación laboral-familiar
Educación para la igualdad
Mayor control judicial
Mayor asociacionismo
Tras la exposición de los grupos, se trató un tema hablado, y rehablado, que en mi opinión poco sentido tiene ya tratar: el Plan Bolonia. A la orden del día está que los jóvenes son otro colectivo afectado ante la situación de crisis económica por la que pasa el país, lo que nos impide, por ejemplo, conseguir una vivienda propia que nos permita continuar con nuestro proceso madurativo de una forma independiente (aunque yo, personalmente, me doy más que con un canto en los dientes de estar en la situación en la que estoy).
En cuanto al plano educativo (viendo que el laboral tampoco anda para tirar cohetes), es imposible al parecer no tocarlo sin que el Plan Bolonia salga a relucir. Aunque tarde, porque al menos yo no tenía NI IDEA de lo que ello iba a suponer, de hecho, dudo mucho que los más cercanos al Plan lo supiesen. La verdad, me parece un indicativo de ignorancia bastante significativo.
En mi caso, supe de la existencia de este plan en segundo de Bachiller, cuando les comenté a mis padres la existencia de la conjunta en Barcelona o Sevilla (Barcelona descartada de inmediato por motivos de lengua y económicos). Ante la postura rotunda de mis padres de no dejarme estudiar en una ciudad por debajo de Madrid, su idea era que estudiase primero una carrera en Oviedo o Valladolid, y luego a través de convalidaciones la otra. ¿Pero qué pasó? Que mis padres, al hablar con dichas universidades para informarse, les dijeron que el Plan Bolonia probablemente me impediría realizar este proceso de convalidación, pero que no podían darnos más información porque ellos tampoco sabían qué es lo que iba a pasar. ¿Y se nos echa a nosotros en cara que no nos quejásemos en su momento? Por favor, si ni ellos mismos saben de qué estaban hablando. Ahora bien, que cuando se supo las intenciones del plan, bien que nos echamos los estudiantes a la calle en forma de protesta reiteradamente, de igual forma que bien se nos ignoró, como era de esperar. Así que el problema es que nos venden la moto de la importancia de la juventud en la sociedad blablablabla… cuando muchas veces somos los ÚLTIMOS a tener en cuenta en este sistema en el que, esté quien esté, presida el partido que lo presida, siempre va a tener unos intereses políticos que nos excluyen de toda posible participación y expresión de opiniones. Porque, que yo sepa, nadie de los que estamos verdaderamente implicados en este asunto (los estudiantes), hemos votado este plan.
Ahora bien, en mi caso particular, debería de darle las gracias al Plan Bolonia de que esté aquí;
como bien dice la película Bajo el Sol de la Toscana:
“Cuentan que construyeron la vía férrea sobre los Alpes entre Viena y Venecia antes de que existiera un tren que pudiera realizar el trayecto, aun así lo construyeron, sabían que algún día llegaría el tren. Si hubiera tomado otro desvío, ahora estaría en otra parte, sería una persona distinta”.
SEMINARIO II
Este tuvo lugar el pasado día 30 de noviembre a las 6 de la tarde. En mi caso particular, llegué algo tarde por problemas con el autobús de la residencia, que la verdad, este año se están luciendo; de mal en peor, pero bueno, esto es una larga historia que no viene ni a cuento. Bueno, al grano. La profesional que vino a darnos el seminario, Pilar, educadora social de la Diputación de Sevilla, especializada en los Programas de Tratamiento Familiar. La verdad, que es un tema que suele captar bien nuestra atención. Cuando entramos en el aula, la clase estaba bastante atenta a las palabras de Pilar, tanto que daba apuro hasta bajar el asiento para evitar ese sonido chirriante que da la impresión de mala educación, pero por gajes del oficio así tenía que ser. Nos explicó experiencias personales y laborales, vivencias, ejemplos de casos familiares con los que nos encontraríamos el día de mañana.
Fue una sensación bastante extraña. A día de hoy, y cuando parecía que nunca llegaría, estamos pensando ya en que el año próximo terminamos la carrera, y esto (al menos a mí) me genera agobio, incertidumbre, y en algunos casos hasta pánico. Estas explicaciones me llevaron a imaginarme desempeñando ese papel, en la vida real, con personas de verdad, con casos tan complejos, y más aún teniendo en cuenta que las personas en sí somos complejas por excelencia.
Expuso las transparencias que había traído preparadas, y recalcó que las metas que perseguían siempre eran la potenciación de las capacidades de las familias para dar a los menores un entorno familiar adecuado, preservar la familia y su reunificación familiar. Pero lo que pude darme cuenta en esta sesión en la que, realmente poco pude participar tras la tardanza, es que el caso de estas familiares pasa por muchas manos durante la intervención, y que nuestro sistema de intervención se encuentra saturado ante la demanda social que existe; demanda que en mi opinión, fácilmente podría ser mayor. El caso es que no estamos preparados para lo que la sociedad nos pide, requiere y necesita, a veces sólo paliamos o aliviamos, otras veces ni eso. Lo que está claro es que a las personas con las que tengamos la posibilidad de trabajar, las daremos todo lo que se nos esté permitido y esté en nuestra mano. O al menos esa es mi ilusión.
Por último, y como apunte, yo estoy muy orgullosa y contenta de formar parte de la clase que somos; estoy segura de que de aquí saldrán grandes profesionales, y a nosotros no nos falta motivación para querer serlo. Y, por supuesto, aunque a veces nos fallen las formas, los modales o llamémoslo X, como a toda persona en realidad, creo que cada uno de nosotros tenemos enraizados unos fuertes valores de respeto y educación; al menos a mí no me cabe duda de eso.
En fin Jose, yo te dedicaría otro aplauso, pero por tener la moral de leerte todos estos tochacos.
"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo"
Benjamin Franklin
En definitiva, el 26 de octubre tuvimos el primero de los seminarios. Para empezar, el aula no era lo suficientemente grande y una gran cantidad de personas tuvimos que estar sentados en el suelo sin ver nada. ¿Qué pasa con esto? Que tiendes a no escuchar y a entretenerte con cualquier cosa porque, total…, ya de por sí no te enteras de nada.
Julia y Cristina, trabajadoras de la UGT de Andalucía, serían las que nos impartirían el seminario, cuya temática era la participación, y más concretamente el colectivo de juventud.
La clase comenzó con unas preguntas sobre por qué es mejor participar en clase. Lo más dicho fue:
1.Me aburro menos
– Se aprende más
– No sale nadie
2.Aprender de manera activa, participando
- Me ayuda con la asignatura
3. Preocuparse activamente
- Tomar partido, actuar
- Involucrarse de forma activa
Posteriormente, nos dividieron en cuatro grupos (yo estaba en el cuarto), y nos tocó preguntarle a los del grupo 1 si pertenecían a algún tipo de asociación, para que fuésemos conscientes de que no todos estamos implicados como deberíamos. Digamos que “perdimos” 20 minutos haciendo esto. Por último, el grupo 4, del que yo era integrante, nos separaron para meternos en los otros tres, ya que éramos 30 personas y resultaba excesivamente grande…(más tiempo ¬¬). Sólo movieron a unas pocas personas, y a mí me pusieron en el grupo 3. Ya separados, realizamos una dinámica por grupos en la que se tratarían los siguientes temas:
- Grupo 1: juventud
- Grupo 2: juventud+discapacidad
- Grupo 3: juventud+mujeres
- Grupo 4: juventud+inmigración
Cada grupo anotaría en una cartulina la situación actual, la situación ideal, y las herramientas y recursos con los que debería contar este colectivo. Tras discutirlo y consensuarlo en grupo, un portavoz lo expondría ante el resto de la clase. Nuestras ideas fueron las siguientes:
- Situación actual
Desigualdad laboral (techo de cristal)
Rompiendo barreras
Maltrato psicológico y físico
Desigualdad en las actividades domésticas
Mayor libertad que en otros tiempos
Mayor nivel cultural y formación
Objeto sexual (discotecas, publicidad, medios de comunicación etc.)
Discriminación positiva
- Situación ideal
Igualdad entre géneros
Inexistencia de barreras
Mayor valoración de sus actuaciones
Eliminación de prejuicios
No victimización de la mujer por los mass media, que dañan la imagen de la mujer.
- Herramientas/Recursos
Recursos para la concienciación laboral-familiar
Educación para la igualdad
Mayor control judicial
Mayor asociacionismo
Tras la exposición de los grupos, se trató un tema hablado, y rehablado, que en mi opinión poco sentido tiene ya tratar: el Plan Bolonia. A la orden del día está que los jóvenes son otro colectivo afectado ante la situación de crisis económica por la que pasa el país, lo que nos impide, por ejemplo, conseguir una vivienda propia que nos permita continuar con nuestro proceso madurativo de una forma independiente (aunque yo, personalmente, me doy más que con un canto en los dientes de estar en la situación en la que estoy).
En cuanto al plano educativo (viendo que el laboral tampoco anda para tirar cohetes), es imposible al parecer no tocarlo sin que el Plan Bolonia salga a relucir. Aunque tarde, porque al menos yo no tenía NI IDEA de lo que ello iba a suponer, de hecho, dudo mucho que los más cercanos al Plan lo supiesen. La verdad, me parece un indicativo de ignorancia bastante significativo.
En mi caso, supe de la existencia de este plan en segundo de Bachiller, cuando les comenté a mis padres la existencia de la conjunta en Barcelona o Sevilla (Barcelona descartada de inmediato por motivos de lengua y económicos). Ante la postura rotunda de mis padres de no dejarme estudiar en una ciudad por debajo de Madrid, su idea era que estudiase primero una carrera en Oviedo o Valladolid, y luego a través de convalidaciones la otra. ¿Pero qué pasó? Que mis padres, al hablar con dichas universidades para informarse, les dijeron que el Plan Bolonia probablemente me impediría realizar este proceso de convalidación, pero que no podían darnos más información porque ellos tampoco sabían qué es lo que iba a pasar. ¿Y se nos echa a nosotros en cara que no nos quejásemos en su momento? Por favor, si ni ellos mismos saben de qué estaban hablando. Ahora bien, que cuando se supo las intenciones del plan, bien que nos echamos los estudiantes a la calle en forma de protesta reiteradamente, de igual forma que bien se nos ignoró, como era de esperar. Así que el problema es que nos venden la moto de la importancia de la juventud en la sociedad blablablabla… cuando muchas veces somos los ÚLTIMOS a tener en cuenta en este sistema en el que, esté quien esté, presida el partido que lo presida, siempre va a tener unos intereses políticos que nos excluyen de toda posible participación y expresión de opiniones. Porque, que yo sepa, nadie de los que estamos verdaderamente implicados en este asunto (los estudiantes), hemos votado este plan.
Ahora bien, en mi caso particular, debería de darle las gracias al Plan Bolonia de que esté aquí;
como bien dice la película Bajo el Sol de la Toscana:
“Cuentan que construyeron la vía férrea sobre los Alpes entre Viena y Venecia antes de que existiera un tren que pudiera realizar el trayecto, aun así lo construyeron, sabían que algún día llegaría el tren. Si hubiera tomado otro desvío, ahora estaría en otra parte, sería una persona distinta”.
SEMINARIO II
Este tuvo lugar el pasado día 30 de noviembre a las 6 de la tarde. En mi caso particular, llegué algo tarde por problemas con el autobús de la residencia, que la verdad, este año se están luciendo; de mal en peor, pero bueno, esto es una larga historia que no viene ni a cuento. Bueno, al grano. La profesional que vino a darnos el seminario, Pilar, educadora social de la Diputación de Sevilla, especializada en los Programas de Tratamiento Familiar. La verdad, que es un tema que suele captar bien nuestra atención. Cuando entramos en el aula, la clase estaba bastante atenta a las palabras de Pilar, tanto que daba apuro hasta bajar el asiento para evitar ese sonido chirriante que da la impresión de mala educación, pero por gajes del oficio así tenía que ser. Nos explicó experiencias personales y laborales, vivencias, ejemplos de casos familiares con los que nos encontraríamos el día de mañana.
Fue una sensación bastante extraña. A día de hoy, y cuando parecía que nunca llegaría, estamos pensando ya en que el año próximo terminamos la carrera, y esto (al menos a mí) me genera agobio, incertidumbre, y en algunos casos hasta pánico. Estas explicaciones me llevaron a imaginarme desempeñando ese papel, en la vida real, con personas de verdad, con casos tan complejos, y más aún teniendo en cuenta que las personas en sí somos complejas por excelencia.
Expuso las transparencias que había traído preparadas, y recalcó que las metas que perseguían siempre eran la potenciación de las capacidades de las familias para dar a los menores un entorno familiar adecuado, preservar la familia y su reunificación familiar. Pero lo que pude darme cuenta en esta sesión en la que, realmente poco pude participar tras la tardanza, es que el caso de estas familiares pasa por muchas manos durante la intervención, y que nuestro sistema de intervención se encuentra saturado ante la demanda social que existe; demanda que en mi opinión, fácilmente podría ser mayor. El caso es que no estamos preparados para lo que la sociedad nos pide, requiere y necesita, a veces sólo paliamos o aliviamos, otras veces ni eso. Lo que está claro es que a las personas con las que tengamos la posibilidad de trabajar, las daremos todo lo que se nos esté permitido y esté en nuestra mano. O al menos esa es mi ilusión.
Por último, y como apunte, yo estoy muy orgullosa y contenta de formar parte de la clase que somos; estoy segura de que de aquí saldrán grandes profesionales, y a nosotros no nos falta motivación para querer serlo. Y, por supuesto, aunque a veces nos fallen las formas, los modales o llamémoslo X, como a toda persona en realidad, creo que cada uno de nosotros tenemos enraizados unos fuertes valores de respeto y educación; al menos a mí no me cabe duda de eso.
En fin Jose, yo te dedicaría otro aplauso, pero por tener la moral de leerte todos estos tochacos.
"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo"
Benjamin Franklin
Sinceramente, disfruto mucho de la lectura de los tochos (que la única que los hace tan largos eres tú ;-)) Aprendo muchas cosas nuevas y además me dan información sobre cómo mejorar las clases y me permiten adquirir experiencia. Unas veces me alegro de ver que os gustan las cosas que se proponen y que aprendéis con ellas y otras pues, en fin, digamos que tomo nota para no repetir actividades o situaciones que han sido desafortunadas (sin buscar responsabilidades). Buena entrada. Jose
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