viernes, 11 de junio de 2010

[PrivaciÓn de la Libertad*]

Último seminario del curso. Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre de Málaga el objeto de estudio. Emisor, Silvia, una estudiante de cuarto de la conjunta. Motivación personal respecto el colectivo a tratar, alta, muy alta. De hecho, una de las optativas que escogí para este cuatrimestre es “intervención educativa en contextos de privación de la libertad”, arrepentida por un lado por no cumplir mis expectativas, pero no habiendo sido decepcionada por el colectivo precisamente. En fin, se trata de una cuestión al margen.
Lo interesante del seminario fue conocer el papel que desempeña tanto el educador como el trabajador social en este centro. ¡Porque nos encontramos con educadores en el centro! Peeero, esto tiene truco, ¡por supuesto! Para acceder al puesto de trabajador debes aprobar unas oposiciones específicas para ello, mientras que para ocupar el cargo de educador no has de aprobar unas oposiciones específicas, sino las de funcionario de prisiones. Primer truco al canto. ¿Qué pasa con esto? Que nos encontramos con educadores de mentira, tal y como estamos acostumbrados a estas alturas. No son personas tituladas, en este ámbito me refiero, aunque por contrato se vea mencionado el papel del educador. Esto ratifica de nuevo la realidad de querer ser profesionales de una profesión no reconocida y ya infravalorada por considerar que cualquier persona con unos conocimientos mínimos en el amplio campo de lo social puede ejercer las funciones de educador. Hombre, si esto es debido a que estamos ante una profesión social, que todos formamos parte de la sociedad y que todos sabemos pues parlotear, entendería que no se cuidase esta figura, pero estamos cayendo en un gravísimo error. Polémicas a parte.

El educador tiene un contacto más directo con el recluso, realiza una orientación y de ellos depende su clasificación de los presos cuando ingresan en prisión. Mientras tanto, los trabajadores sociales, en mayor medida, realizan tramitaciones de gestiones, facilitan información y establecen contacto con las familias. Esto último creo que es un aspecto primordial para una buena intervención y sobre todo para conseguir la reinsercción de los reclusos. ¿Cómo puede reinsertarse una persona que ha estado aislada del mundo durante X tiempo y cuando sale vuelve a instalarse en el mismo contexto familiar y social que vivía? Es complicado y en la mayoría de las veces no se consigue pues comentaba la ponente que el 70% de los reclusos volvían a delinquir cuando salían de la cárcel. El trabajo con la familia ha de ser unos de los objetivo primordiales, se ha de preparar a la familia para la reintegración del familiar preso, se ha de trabajar con ellos al mismo tiempo que se trabaja con el interno.

Pero ante esto encuentro un problema, la ratio que cubren estos profesionales en atención a los reclusos es superior a la que se establece por ley, y es quizás por ello por lo que no pueden dedicarse a cubrir otros aspectos, como la familia de los presos del centro penitenciario. Así mismo cuentan con una gran falta de espacio para el desarrollo de las actividades y, en ocasiones, falta de motivación del interno, a lo que hay que sumar el factor del alto índice de analfabetismo.

Analfabetismo, escasez de actividades, baja motivación del recluso y escasez de tratamiento con las familias son problemáticas producto de una mala intervención con el colectivo del centro.

Como dice Erich Fromm, autor que me ha servido de base en esta asignatura, la impotencia y la seguridad que sufre el individuo aislado de la sociedad moderna después de haberse liberado de todos los vínculos que en un tiempo otorgaban significado y seguridad en su vida. El individuo no puede soportar este aislamiento. Como ser aislado, se haya extremadamente desamparado en comparación con el mundo exterior, que por otro lado le inspira un miedo profundo. A causa de su aislamiento, la unidad del mundo se ha quebrado para él, y de este modo ya no tienen ningún punto firma para su orientación. Por eso, se siente abrumado por la duda de sí mismo, del significado de la vida, y de todo principio rector de las acciones. Tanto el desamparo como la duda paralizan su vida, y de este modo el hombre, para vivir, trata de esquivar la libertad que ha logrado, la libertad negativa, viéndose arrastrado hasta nuevos vínculos. La evasión de la libertad no le restituye la libertad perdida, sino que únicamente le ayuda a olvidarse de que constituye una identidad separada.
Por todo esto, es fundamental que se integre a las familias en el proceso de intervención. Realmente es un agente transcendental a la hora de trabajar con todos los colectivos, pero más aún si tenemos en cuenta que puede que sea el único elemento de conexión con el exterior, y al cual acudirá una vez salido del centro para restablecer esos vínculos que no deben perderse mientras esté interno, sino trabajarse. Lo que no entiendo, es que si ellos saben eso por qué no potencian más ese factor, en vez de realizar tareas como facilitar información o tramitar gestiones, necesario por otra parte. Así quizás reduzcamos el porcentaje de 70% de exreclusos reincidentes.
Lo que está claro es que esta problemática viene de eslabones mayores y una incompetencia general para tomar partida en el asunto; un sistema que parece no creer en la reinserción de un recluso no es precisamente lo más adecuado para conseguir este objetivo.

1 comentario:

  1. Adecuada reflexión, con el seminario como fondo inspirador. Me alegro de que te haya resultado, al menos, útil.

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