Como todo ciclo vital llega un momento de culminación inevitable, y este pequeño rincón sobre la asignatura cerrará puertas, y quiere despedirse de vosotros tras esta ardua andadura en algunos momentos del año. Qué satisfacción cuando llega el momento de cerrar un apartado, en este caso una asignatura, dando paso a otras tantas. Si señor, ahora nos llegan los amigos exámenes que nos están esperando frotándose las manos, que es todavía peor, pero ese ciclo vital debe seguir su curso. No voy a decir que da pena este momento, porque no, no lo da; por contra estoy escribiendo esto sin creerme que vaya a ser lo último que plasme aquí, pero esto conlleva otras cosas. Damos pues finalizada una asignatura en la que hemos vuelto a aprender más que una retahíla de contenidos. Hemos trabajado en grupo, escuchado a nuestros compañeros, aprendido de ellos, y ellos de nosotros, hemos sentido agobios por momentos y hemos disfrutado otros muchos cuando íbamos viendo que el asunto cogía forma y que la cosa podía llegar a buen puerto sin quedarse estancado en un barrizal irreparable. Y como todo final, se pueden sacar unas conclusiones. La primera es que la inercia ejerce un peso fuerte sobre mí que hace que acumule las cosas para el final. Maldita inercia, yo no quería. La segunda es que aunque un día nos pareciese imposible, ya no nos tiembla la voz cuando hablamos delante de nuestros compañeros. Se notan los tres años de carrera y que somos por otro lado mucho más compañeros que antes. La tercera conclusión es que somos bastante más profesionales de lo que creemos, y que siempre tendremos algo que decir, algo que aportar para llegar a los demás. Algo que enseñarles, y algo que aprender. La cuarta conclusión es que debemos tomarnos el desconocimiento que gira en torno a nuestra futura profesión como educador/a social como una oportunidad para forjar una profesión de prestigio y reconocida, en la que podamos desempeñar las funciones que nos competen y hacernos valer ante una sociedad por la que trabajamos, y la cual debe no sólo saber que existimos, sino que nuestro papel es necesario para todos ellos. La quinta conclusión es que en este país que garantiza a los cuatro vientos el bienestar que aporta la democracia, aunque sea una minoría, no todos tienen voz y voto, y por ello hagamos uso del dicho "si Mahoma no va a la montaña..." y seamos nosotros la voz de estas personas que un día dejarán de ser afónicos.
Y entre conclusión y conclusión . . .
"Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,
descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.
Me dejó de importar quién ganara o perdiera;
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir".
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,
descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.
Me dejó de importar quién ganara o perdiera;
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir".
Un regalo de despedida que muchos habréis escuchado y a otros os resultará un taladro en la cabeza.
[R] de revolución [A] de actitud [P] de poesía.
.Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.
UnSaludoMuyFuerte, y un Placer.
[B.E.A.T.R.I.Z*] y la Bella y la Bestia vivieron felices para siempre.
Muchas gracias por el blog. No lo dejes languidecer. Suerte el próximo curso. Jose
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